El Golpe

Los amantes al cine sabrán muy pronto a qué se refiere el título de la noticia. Los 14.500 espectadores del Cartagonova hemos sido testigos del robo deportivo más grande jamás intentado en nuestra ciudad. Un bonito partido con un Cartagena y un Levante dispuestos a devolverse los golpes que hicieran falta para ganar el partido fue destrozado literalmente por el "señor" colegiado José Antonio Vitienes, a quién tendrían que expulsar del país y encerrarlo en una cárcel magrebí por el robo que ha protagonizado junto a sus asistentes.
Curiosamente, todo esto ha comenzado a suceder tras el descanso, cuando el Cartagena ganaba por 2-1. ¿Puede un árbitro perder la noción de la realidad en apenas 10 minutos de descanso? Ahora sabemos que sí, y es urgente que la UCAM se instale en Cartagena con su Facultad de Medicina para poder estudiar estos preocupantes casos.
Y es que al inicio del segundo período el colegiado ya expulsó a Txiki por doble amarilla, y comenzó a perder la movilidad del brazo que señalaba en dirección a la meta levantinista impidiéndole señalar las faltas que comentían sobre los jugadores albinegros. Y en una de estas jugadas se consigue el gol del empate, a continuación un balón que no entra en la portería se concede como gol,y para finiquitar la maravillosa actuación, un control realizado con la mano de cara al árbitro no es señalado y su remate acaba en el quinto gol.
Después de esto, el árbitro erró y permitió acortar distancias al Cartagena, eso sí,sacándole tarjeta amarilla a Victor por acudir a recoger el balón sin perder tiempo. Mientras tanto a Reina, el portero azulgrana, fue premiado por un abrazo del colegiado cuandose levantó de su simulación por perder tiempo.
Al final la suerte le fue traicionera al Efesé, cuando el Levante se quedó con diez y siguió acosando la porteríarival. Dos balones al palo que bien habrían podido ser los goles para el empate peritieron al colegiado cumplir con su cometido al final del partido.
Sin embargo, la afición supo estar a la altura en todo momento (a excepción de unos escasos 500 aficionados que se marcharon con el quinto gol levantinista) y animaron a su equipo hasta el final premiándole con una sonora ovación tras el pitido final. Además, alrededor de 2000 cartageneristas quisieron esperar la salida de los jugadores del estadio para darles ánimos, aplaudirles, hacerles saber que estamos con ellos se consiga o no el ascenso.